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  • En segundo t rmino y

    2019-04-28

    En segundo término, y casi simultáneamente, optamos por incluir el trabajo de Peter Burke, Visto y no visto, de manera de saldar la deuda con las producciones paratextuales, puesto que nos introduce en el tratamiento de la imagen en tanto documento histórico y testimonio visual del pasado. Sin embargo, el tratamiento de la imagen pasó BB94 Supplier un plano central y esto nos obligó a desatender el plano discursivo-literario, cuestión central en nuestra propuesta de investigación. En nuestra intención por indagar perspectivas que atendieran de manera simultánea y sin asimetrías tanto el plano de la imagen como el del texto, encontramos que en “La retórica de la imagen”, se hacía justicia a ambas partes del estudio puesto que según el autor, la imagen entrega de inmediato un primer mensaje cuya sustancia es lingüística. Debemos reconocer que en este postulado no se atiende con profundidad el plano histórico de la imagen y el texto, pero para llenar ese vacío sirven los trabajos mencionados con anterioridad. En este punto cabe destacar que ningún enfoque se desechó en su totalidad, todos han contribuido en el intento por responder a la interrogante planteada en el título. Posteriormente, y vista la urgencia por no descuidar el plano de la estética (recordemos que el trabajo de Barthes se centra más bien en el plano lingüístico de la imagen), hemos incluido el aporte de Agamben, autor que se ocupa de la cuestión del exilio y realiza un interesante recorrido lingüístico, político e histórico del fenómeno, al tiempo que sugiere implícitamente una aproximación a una estética. También ha sido revelador el trabajo de Marcelo Burello, “El exilio como poética”, puesto que nos ha permitido anudar los tres vértices que atañen a nuestra pregunta de investigación, y acaso reformular nuestros primeros supuestos. Esto se debe a que el aporte de Burello atiende no sólo la urgencia que decanta del exilio, sino que lo relaciona con el concepto de epifanía (en tanto acceso a una verdad desnuda revelada) y este último término se identifica con una poética de la ausencia, propia del exiliado. Tampoco se puede relegar el artículo de Beatriz Sarlo, “Intelectuales y revistas: razones de una práctica”, al afirmar que una revista es un laboratorio de ensayo de propuestas estéticas y de posiciones ideológicas. Cada revista pone en su núcleo (siguiendo la metáfora y el supuesto que utiliza la teórica acerca de la sintaxis en una revista) la batalla que quiere combatir o la idea que quiere defender, y al mismo tiempo en sus omisiones o silencio se puede leer también cuáles son los temas que no conciernen al núcleo de la revista.
    LA REVISTA DEL EXILIO EN TANTO PROYECTO CULTURAL Si bien existen estudios sobre la figura del exiliado —Agamben, Zuleta—, que consideran las variables históricas —Clara Lida y Pablo Yankelevich— y los esfuerzos de proporcionar corpus testimoniales con nuevas aproximaciones acerca del exilio, que van desde trabajos que abordan el fenómeno a parasites partir de documentos escritos y orales, pasando por la literatura, nos resulta sugerente retomar el fenómeno por otra arista: aquella que concierne a la insistencia en la configuración de una poética, a partir del análisis del discurso de la imagen y de la palabra en publicaciones periódicas. En este punto es de relevancia hacer un breve recorrido por algunas de las propuestas que ha suscitado el estudio de las publicaciones intelectuales. En primer lugar se ha reconocido que la revista, en tanto proyecto cultural, constituye un mirador privilegiado que permite ver los avatares de la vida intelectual y, en el marco de la guerra y la posguerra civil republicana española, las revistas además conforman un espacio de reflexión y expresión sobre la realidad del narrador exiliado. La revista, asimismo, se constituye como un soporte material de las ideas, los intelectuales piensan a través de ellas y el surgimiento de una revista implica la necesidad de intervenir en el presente. En cuanto a las revistas de raigambre político (tal es el caso de Timón y Futuro) fueron propensas a la utilización de la prensa como vehículo de ideas, pero cabe agregar que abordaremos las publicaciones como artefactos autónomos y no como soporte de ideas. Nos arriesgamos a sugerir además que la revista, en tanto puerta de entrada al presente permite un ensayo de revolución (Futuro) o una posibilidad de revancha (Timón) puesto que, al tratarse de una obra en movimiento, la revista se erige también como un taller abierto, un lugar de experimentación donde el escrito se moldea, se ofrece a la discusión, se testea. En el caso de Timón hay una victoria soñada y perdida que es la victoria del pueblo, del bando republicano y también hay un vacío semántico (la censura y el silencio) que admite la creación y la invención que surgen con la esperanza: En este punto proponemos la insistencia en un “¡viva perder!” por parte de los intelectuales de Timón que radica en un rechazo a lo nuevo, un reconocimiento del fracaso y un sentimiento de ganancia en la pérdida, puesto que en el vacío de la derrota hay posibilidad de inventar otras victorias.